Te invito a que viajemos juntos por el tiempo un instante. Si naciste en el siglo o milenio pasado y tuviste la oportunidad de jugar en la famosa Cuarta o bien en el Plantel Superior, te acordarás de lo que te voy a contar.

La camiseta con la que jugabas al Rugby duraba años. Tú mamá o abuela te la zurcían por todos lados para que el sábado o domingo esté intacta.

Cuando llovía, pesaban 5 kg más. Además, era raro ver a los jugadores con la misma intensidad de color en sus camisetas. Y ni hablar si el modelo era a rayas, todas tenían un ancho diferente.

Cuando viajabas a jugar fuera de tu ciudad generalmente le pasaba algo al transporte: si no arrancaba debíamos todos, como en un scrum, empujar para que funcione, o bien, si se quedaba a mitad de camino nos debíamos bajar todos al costado de la ruta para esperar horas a que venga otro bus a buscarnos. Hermosos y divertidos momentos vividos.

Ahora te invito a que viajes a la actualidad y observes las camisetas, son todas iguales, con la mejor calidad del mercado, pegadas al cuerpo y livianitas como una pluma. Ni hablar del transporte, con TV, asientos reclinables, aire acondicionado, cereales, frutas, bebidas que aportan electrolitos y carbohidratos para una hidratación más completa.

El Rugby fue y es SORPRENDENTE. Como adultos sugiero seguir trabajando en los jóvenes para que VALOREN todo los que tienen y no le demos posibilidad alguna a que digan “dejé de jugar por sentir que TENGO TODO pero LLENO DE NADA”.

                                                                              Vamos x más x mucho más