Desde el primer momento, ponerte el slip y tirarte al agua, ya es todo un desafío. Sumarle los 3000 metros que nademos, va a ser a pesar de todo razonamiento, la parte más suave del entrenamiento. Después de eso, tendrás que aprender a flotar y luchar para permanecer afuera del agua y respirar, mientras un compañero intenta hundirte, y todo para poder anotar o evitar que tu rival lo haga.
Sabemos todos, los que jugamos alguna vez, que este primer esfuerzo de seguro te va a agotar, no hay chance, de que no termines así. 
PERO si llegás a tener ganas de volver… será el comienzo de un largo camino. Desde ese día, y para siempre, estarás contagiado de un virus, de un deporte que se te mete por las venas, y que jamás, nunca, podrás olvidar. Si te animás a probar, te esperamos para compartir esta pasión con vos.