En la entrega anterior hemos destacado la personalidad de nuestro querido Charlie Young, hemos recordado al gran Charlie Young padre y la palabra del propio Charlie nos ha llevado por esos primeros pasos suyos, allá por el ´94, en que “hizo pie” por primera vez propia, y por primera vez para un jugador de Hockey de nuestra institución, en Europa, más precisamente en Catania. Nos ha habado de María Eduarda Suárez y de Rubén Mosca, de Ernesto “Buchi” Lucero, a quién “se llevó” para que desplegara su hockey por el viejo mundo, nos ha hablado de esos primeros equipos y de esas primeras experiencias que abrieron el gran abanico de posibilidades que hoy tienen y desarrollan tantos jugadores talentosos de Universitario. Es hora de completar el viaje, de conocer los detalles posteriores a esos primeros pasos. Y para eso volvemos a darle la palabra “al pájaro”, ese que supo volar en las canchas para el deleite de todos, a Charlie Young.

El último comentario fue que el Hockey de Italia era, por aquellos años, de gran nivel, era un gusto jugar en esas canchas, por lo que siempre era alentador volver. Ya en el 2000 fui a jugar, tentado por las oportunidades, a otro equipo, el Hockey Club Giardini Naxos, que se encuentra en la localidad del mismo nombre y a unos 60 km de Catania, hacia el norte. En ese club estuve jugando a lo largo de ese año. Y, como dato complementario, agrego que en ese verano me quedé en esa ciudad Siciliana y trabajé como guardavidas en una playa. En Noviembre, terminado el verano italiano regresé a Rosario, alternando las temporadas de Hockey, y me quedé unos meses. En ese tiempo salimos Campeones, con Universitario, en Buenos Aires, de la Liga Club de Campeones, lo que hoy se conoce como la Liga Nacional A, que es el Torneo más importante de nuestro país. 

Siempre estaba presente la idea de jugar en Italia y siempre se abrían nuevas posibilidades para llevarlo adelante. Así es que, por ese entonces, recibo una invitación, desde el norte de Italia, para jugar en el Cernusco Field Hockey, de esa localidad de la provincia de Milán, en la región de Lombardía, y otra para jugar en el Hockey Club Villafranca, de la Comuna del mismo nombre, ubicada en la provincia de Verona. Y así es que viajé nuevamente en Octubre del 2001 para el llamado, habitualmente, Villafranca. 

La idea era jugar, entrenar un equipo y trabajar en un negocio de ropa, a dos cuadras del famoso balcón de Romeo y Julieta y allí, justamente, es dónde trabajé el primer año. Ya para el segundo tomé un equipo de damas de Primera división, el Mori Villafranca, junto a Gianni Bassoni, siendo su ayudante durante una temporada y luego quedando como Director técnico entre el 2003 al 2007. Los dos primeros años, desarrollé esa tarea en soledad y el resto del tiempo me acompañó, en la dirección, un jugador ruso que era compañero de mi equipo. En esos años de entrenador, como ayudante de Gianni, salimos Campeones del Torneo Local y de la Copa Italia así como del Torneo de pista. Todo de la máxima categoría, es decir, Torneos Nacionales. En el período en que estuve solo como entrenador salimos dos veces Campeones del Torneo Italiano, uno de la Copa Italia y uno del Torneo de pista. Al ganar esos Torneos, tuvimos la oportunidad de jugar Eurocopas de pista y de césped, dos veces a Irlanda, una a Suiza y una a Gales y alguna otra más que quedó perdida en la memoria.

Por mi parte seguí jugando en el Villafranca hasta ese último año que me fui a jugar a Trento, a 50 Km. de Verona, al UHC, United Hockey Club Adige. Mientras estuve en el norte de Italia, a lo largo del transcurso de los años y a través de mis contactos, fueron a jugar, al equipo en el que yo jugaba, Marien Bianchini, Leona de GER, Franco Rostagno y Regina Rostagno. Pienso que es probable que este haya sido el comienzo del “éxodo” de tantos deportistas que luego fueron emigrando para jugar en Europa. Éste fue mi último tiempo en Italia. Tal vez por la dureza del clima del norte y, por sobre todo, por la familia y por los afectos de estas tierras es que decidí volver para quedarme.

Como reflexión de los 14 años que estuve allá diría que fue extraordinario, una gran experiencia de vida, dentro y fuera del Hockey, tuve la suerte de conocer mucha gente e hice muy buenos amigos con los que hablo, prácticamente, a diario, conocer a las familias de estos amigos y vivir la cultura de otro país. Sin dudas fue una experiencia de vida “única”.

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