Esta nota bien podría haberse titulado: Charlito “El Grande”, por un lado, utilizando el diminutivo, para homenajear al enorme Charlie Young padre, pionero, pilar, columna vertebral de Hockey de Universitario y, por otro lado, brindarle a Charlie Young hijo esa característica de grandeza absolutamente merecida. Pero vamos por el título que hace honor al nombre “Charlie Young” que, de por sí, tiene su mística, y vamos por el subtítulo, que habla de una característica de nuestro querido Charlie que habrá de ser abordada en dos entregas.
 
Ya adelantándonos en las palabras, es de saber que, en la actualidad, hay gran cantidad de jugadores de Universitario “desparramados” por el mundo, haciendo gala de sus capacidades técnicas para este hermoso deporte. Pues bien, el que dio el paso inicial, el que se instaló por primera vez en el viejo mundo, el que dio inicio a esta saga de viajeros deportistas, el que abrió las puertas de Europa para los deportistas de elite, del Hockey de nuestra institución, fue Charlie Young. Con su personalidad afectiva, con “su hockey” exquisito, con su modo de “mirar el partido” desde el interior de la cancha, con su desplazamiento de “pájaro”, con su vuelo, ha sido Charlie Young quién hizo los primeros driblings, con un palo de Hockey, en tierras italianas. Y esta es la primera entrega de las palabras del querido Charlie.
Mi primera estadía en Italia fue en 1994, en coincidencia con la gira que hicimos con Universitario a las Islas Británicas. En ese tiempo, estaba María Eduarda Suarez en Italia, específicamente en Sicilia, y, en una charla previa al viaje, me explica que hay posibilidades de jugar allá y, concretamente, me propone que juegue en Catania. Cuando termina la gira, un grupo nos quedamos recorriendo y, junto a Rubén Mosca, que era el entrenador en ese momento, y que quería acompañarme, nos tomamos un tren desde Roma hacia el sur. Hubo una reunión con María Eduarda y un dirigente del Valverde y acordamos una prueba. Así fue que, a los dos días, organizaron un partido, me probaron en un equipo, y quedé como parte del plantel. Éste fue el comienzo. Estuve 6 o 7 meses y me volví a Argentina. Y a los 3 o 4 meses regresé al mismo club, al Valverde, para jugar en 1995. En 1996 y 1997 le propuse a “Buchi”, Ernesto Lucero, que viaje para jugar allá y así fue que jugó dos temporadas también en el mencionado Valverde.

 

Ya en 1999, impulsado por otro jugador, Esteban Rognoni, hermano de la gran Cecilia Rognoni e hijo de Roque Rognoni, que fuera, luego de lo que relato, entrenador de Hockey en nuestro club, jugué en otro equipo de Catania, en el Centro Universitario Sportivo dell’Ateneo catanese, llamado por las siglas, CUS Catania. Yo estaba deseando un cambio y esto coincidió con que el jugador extranjero que estaba en el CUS se había ido, liberando cupo para otro ingreso y Esteban estuvo atento y me propuso el cambio. En ese año el CUS estaba en la A2 y ascendimos, invictos, a la A1. Por aquellos años el Hockey de Italia era de gran nivel… (CONTINUARÁ)

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